SAN FRANCISCO SOLANO: Su Vida y Obra

Mar, 15/07/2014 - 02:25

SAN FRANCISCO SOLANO.

El 14 de Julio se conmemoró el día del Patrono de Nuestra Ciudad

Sacerdote de la Primera Orden (1549‑1610). Canonizado por Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726.


Francisco Solano, llamado el San Francisco Javier de las Indias Occidentales, el apóstol de América del Sur, el taumaturgo del nuevo mundo, nació en Montilla, España, el 10 de marzo de 1549, hijo de Mateo Sánchez Solano y de Ana Jiménez, familia noble y acomodada. A los veinte años vistió el hábito franciscano en el convento de San Lorenzo de Montilla, profesó el 25 de abril de 1570. Siempre austero en la observancia regular, continuó sus estudios de filosofía y teología en el convento de Sevilla. Celebró su primera Misa el 4 de octubre de 1576, y en 1581 fue nombrado maestro de novicios en el convento de Arrizafa. Al desencadenarse la peste bubónica en la ciudad de Montoro, se ofreció como voluntario para asistir a los apestados, y después fue elocuente y apreciadísimo predicador popular y apóstol entre los enfermos y encarcelados.

Para rehuir la veneración del pueblo pidió ir como misionero al Africa, pero la obediencia lo destinó a América. El 28 de febrero de 1589 con once cohermanos se embarcó y llegó a Cartagena, Colombia, de allí prosiguió hasta Nombre de Dios, en Panamá, región que atravesó a pie para llegar a las costas del Pacífico. En 1589, navegando hacia el Perú, después de un pavoroso naufragio frente a la isla de Gorgona, Colombia, conservados salvos todos los náufragos, entre ellos 80 esclavos negros, se constituyó en padre y protector de aquellos náufragos y convirtió y bautizó a los negros. Tres meses más tarde fueron recogidos por otra nave y transportados a Paita, en el norte del Perú. Al llegar a Lima fue destinado a Tucumán, a tres mil kilómetros de distancia; atravesó los Andes a pie o en una pobre cabalgadura. En Tucumán fundó las misiones, de las cuales fue párroco misionero, ejerciendo un difícil pero fecundo apostolado entre los indios, de los cuales se constituyó en evangelizador, civilizador, pacificador y defensor, favorecido varias veces con el don de lenguas. Entre sus actuaciones es célebre la pacificación de los indios salvajes el jueves santo de 1591. Se le atribuyen 200.000 conversiones y bautismos de paganos. En 1592 fue nombrado custodio visitador de las misiones del Tucumán. En 1595 fue nombrado guardián del convento de Santa María de los Angeles en Lima. En 1602 fue hecho guardián de Trujillo. Predicador enérgico e inspirado, recorrió las calles y las plazas de las ciudades con el crucifijo en la mano. Suscitaba tal conmoción que fueron numerosas las conversiones. Siempre estaba alegre, recurría a menudo a la música de su violín para descanso espiritual suyo, de sus cohermanos y especialmente de los indios. Es sintomático el hecho de que dos Santos de nombre Francisco hayan marcado en Oriente y Occidentes dos puntos cardinales de la acción misionera por medio de la predicación del verdadero cristianismo, no el de los gobernantes ni el de los mercaderes, de los explotadores y esclavistas. Lo que hizo San Francisco Javier en las Indias Orientales, lo hizo San Francisco Solano en las Indias Occidentales. Murió santamente en Lima el 14 de julio de 1610 a los 61 años de edad, mientras sus cohermanos, a petición suya, cantaban el Credo.


FUENTE http://www.franciscanos.net/santoral/diario/07julio14.htm

 

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