Fin de año del Café Literario San Francisco Solano y Teatro infantil en la Biblioteca Alberdi

 

 

 

Desde el sábado 22 de mayo de 2004, fecha de inauguración, por entonces, ante la algarabía literaria, el galeno mas importante de la Ciudad el Dr. Eduardo Oller, quien decía entre otras cosas, de estas manifestaciones del espíritu: "En la vida cotidiana se tratan los órganos, se ocupan del cuerpo, pero aquí -observa el médico-, se respira otro aire, aquí se ocupan del alma", en referencia a la variadas escrituras de jóvenes y adultos, que se expresaban en sus versos. Esas palabras profundas, individuales, capaces de conmover las fibras mas ondas de cada uno de ellos.

La poesía no es fácil de atrapar sin musas. La hoja en blanco, muchas veces en la mesa, es uno de los derroteros de muchos poetas y escritores. Sin embargo, el escriba y político español Duque de Rivas, aparentemente encontró una respuesta: "La poesía es sentir hondo, pensar alto y hablar claro". En la reunión de este sábado, se hará un minuto de silencio y se recordará el reciente fallecimiento, el 1 de diciembre, del Poeta Néstor Loza, que escribió Vive en Ti y Serás Feliz. Él mismo, a modo de descripción de sus propias vivencias, consideraba amigo al libro, como Borges en una oportunidad dijo, en la Universidad de Belgrano, en la década de los setenta: "El libro es una extensión de la memoria". Como el libro se desdobla más allá del autor, Loza llegó a decir: "El libro, él fue, con su ilustración, el que me enseñó a dilucidar todo lo vivido".

 

Además, visitará al café la escritora de Claypole, Liliana Sandoval y presentará su última novela corta, Mía. Por su parte, Luis Gerardo Barbieri, historiador de la ciudad, adelantará unos comentarios de su última obra que está en impresión.

En el raconto histórico, podemos apreciar que los cafés literarios en Buenos Aires nacen en el siglo diecinueve, cuya concurrencia habitual eran: escritores, periodistas, dramaturgos, actores, pintores, escultores, músicos, críticos literarios y artistas en general que se sumaban a un acto de amistad, confraternizando con sus pares. Estos encuentros se llevan a cabo en cafés y bares o conferías, también llamados peñas o cenáculos, que después de los trabajos, eran un motivo de ocio y recreo espiritual.